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La Revolución Mexicana significó la lucha armada del ejército federal contra el pueblo mestizo, por lo general bien montado y convencido de su causa. Los charros "entrenados" en las faenas campiranas de los ranchos y de las haciendas como miembros de las defensas civiles, lucharon en los  estados de Chihuahua, Durango y Coahuila, prestos a vencer al enemigo.

 

Por otro lado Antonio Guerrero Aguilar (cronista de la Ciudad de Santa Catarina, N.L.) en su artículo “El Corrido del Siete Leguas”  publicado en www.sabinashidalgo.net  nos da una explicación más técnica al respecto:

“Una legua es una medida longitudinal que nos refiere a la acción colonizadora de los españoles en la Nueva España, pues aparentemente era la distancia que un caballo podía recorrer en un día.


Una legua mide 5.5 kilómetros y si nos atenemos a esa distancia, llegamos a la conclusión de que en un día se podían recorrer entre 25 y 30 kilómetros. De ahí que se establecieran estancias, valles, hacienda y pueblos cada 25 o 30 kilómetros que se pudieran recorrer en un día. Si un poblador recorría más de esa distancia en un día, el animal podía morir.

Pero el caso es que Villa tenía un caballo que se llamaba siete leguas, ósea que podía recorrer otros diez kilómetros. Sin duda un equino muy aguantador.”

Este gran caballo fue inmortalizado por medio del famoso corrido “Siete Leguas” del cual se atribuye su autoría a la Señora Graciela Olmos “La Bandida” y que según cuentan que en una fiesta que daba el General Calles en Cuernavaca a la que fue invitada por su amiga Ruth Delorche, una estrella del espectáculo de aquellas épocas, decidió estrenar el sentido corrido que había compuesto en honor del Centauro del Norte al descubrir contrariada entre los comensales a varios tenientes, capitanes y coroneles villistas convertidos en generales e incrustados ahora en el Gobierno en turno. Este mismo corrido a su vez fue retomado por el gran charro de México, Antonio Aguilar, inmortalizándolo con su grandiosa voz e interpretación.

Haya sido, como haya sido, el hecho es que Siete Leguas, tiene un valor significativo en nuestra historia pues de algún modo u otro fue partícipe y cooperó en la búsqueda de la libertad y el cambio anhelado por Francisco Villa y aquellos hombres que hicieron la Revolución y cambiaron la historia de nuestro país.

 

La Revolución Mexicana significó la lucha armada del ejército federal contra el pueblo mestizo, por lo general bien montado y convencido de su causa. Los charros "entrenados" en las faenas campiranas de los ranchos y de las haciendas como miembros de las defensas civiles, lucharon en los  estados de Chihuahua, Durango y Coahuila, prestos a vencer al enemigo.

 

Sin minimizar la importancia de las infanterías y de la artillería hay que reconocer que las batallas más espectaculares  de la revolución las protagonizó con decisión y maña la gente montada, mostrando en sus acciones la destreza y el oficio campiranos.

Famoso por lo que representa su propietario es Siete Leguas, este al parecer fue un regalo del alcalde de Paredón, Coah. Era un caballo retinto y de muy buena alzada, el mejor caballo que Villa tenía para sus campañas, aunque muchos afirman que en realidad era una yegua y que el sexo le fue cambiado por el machismo imperante en la época.

Sobre el porqué del nombre del caballo (o yegua), buscando encontramos esta pequeña anécdota que nos ayuda un poco:

En una noche oscura un pequeño grupo de revolucionarios se escondía de las fuerzas federales que lo buscaban en las planicies de Chihuahua muy cerca de un pueblo llamado Allende,  en este grupo estaba Francisco Villa, cabalgaban tratando de no hacer ruido pero de pronto la yegua relincha, los soldados federales los descubren y comienza el intercambio de disparos, como los enemigos eran muchos Villa dio la instrucción de separarse y encontrarse posteriormente en el rancho de su compadre; las balas pasaban zumbando y Villa y su grupo se perdieron entre las zanjas de los muchos riachuelos secos que se encontraban en ese valle. Cuando Francisco Villa entró al rancho punto de encuentro dio la instrucción al caballerango: “Límpiela y dele agua”, el caballerango se dirige a Villa y le dice “Mire mi general, como viene la yegua”. Traía una bala de máuser incrustada en el anca. A lo que le responde “Mire como está, y así corrió siete leguas”.

Siete Leguas, el "caballo" de Villa.

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